El 9 de octubre de 2012 en Mingora, Malala fue víctima de un atentado por un miliciano del Tehrik e Taliban Pakistan, grupo terrorista vinculado a los talibanes. Después de abordar el autobús escolar, le disparó en repetidas ocasiones con un fusil impactándole en el cráneo y en el cuello. Lo médicos consiguieron extraerle la bala de la cabeza, y después de dos operaciones y la práctica de fisioterapia Malala recuperó la salud.
Por su labor en la lucha de los derechos de las mujeres a la educación, Malala ha recibido varios premios, entre ellos el Premio UNICEF de España por su defensa del derecho de niñas a la educación (2013), la nominación al Premio Nobel de la Paz (2013) o Premio de la Paz Internacional Tipperary, Gran Bretaña (2013) entre muchos otros. La joven ha publicado un libro donde además de contar su historia también habla de su padre, que ha sido su guía en esta lucha.
Malala y su familia han vivido un verdadero infierno, han aguantado la prohibición de sus derechos básicos, como el derecho a expresarse. En su blog Malala contaba la dura situación por la que estaban pasando, como se les prohibía ver la televisión, ir al colegio o algo tan simple como cantar. Incluso debían esconder sus libros cuando andaban por las calles.
"Nos prohibieron todo y si oían barullo y risas en una casa, irrumpían por si estabas cantando o viendo la televisión, y rompían los televisores. A veces se limitaban a amonestar a la gente, a veces la pegaban o la fusilaban o la masacraban. No nos dejaban ni jugar a las peluqueras con las muñecas" -Malala
La lucha de Malala es ahora reconocida por el mundo entero, a pesar del intento de asesinato, la joven piensa continuar defendiendo el derecho a la educación.
"Mi sueño es que todos los niños del mundo puedan ir a la escuela porque es su derecho básico" -Malala
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